martes, 20 de diciembre de 2011

El Anticristo de Friedich Nietzsche y Anton Szandor Lavey



Lo que sigue es de alguien con más entidad -bastante más entidad- que Anton Szandor Lavey, en concreto son palabras de Friedrich Nietzsche, de su obra "El Anticristo":
 

"Con esto he llegado al fin y expreso mi juicio. Yo condeno el cristianismo, yo elevo contra la Iglesia cristiana la más terrible de todas las acusaciones que jamás lanzó un acusador. Para mí, es la más grande de todas las corrupciones imaginables, tuvo la voluntad de la última corrupción imaginable. La Iglesia cristiana no dejó nada libre de su corrupción; de todo valor hizo un no valor, de toda verdad una mentira, de toda probidad una bajeza de alma. Y todavía se atreven a hablarme de los beneficios que ha reportado a la humanidad.

Suprimir cualquier miseria era cosa contraria a su más profundo interés: vive de miserias, creó miserias para eternizarse... Por ejemplo, el gusano del pecado: la Iglesia fue precisamente la que enriqueció a la humanidad con esta miseria... La igualdad de las almas ante Dios, esta falsedad, este pretexto para los rencores de todos aquellos que tienen el ánimo abyecto, esta idea que es un explosivo y que terminó por convertirse en una revolución, idea moderna y principio de decadencia de todo el orden social, es dinamita cristiana... ¡Los beneficios humanitarios del cristianismo! Éste hizo de la humanitas una contradicción consigo misma, un arte de arruinarse a sí mismo, una voluntad de mentir a toda costa, un desprecio y una repugnancia contra todos los instintos buenos y honrados.

Éstas son para mí las bendiciones aportadas por el cristianismo. El parasitismo como única práctica de la Iglesia; la Iglesia, que con sus ideales anémicos, con sus idealidades de santidad, chupa de la vida toda la sangre, todo el amor, toda la esperanza; el más allá como voluntad de negar toda realidad; la cruz como signo de reconocimiento por la más subterránea conjura que jamás ha existido, conjura contra la salud, contra la belleza, contra el bienestar, contra la bravura, contra el espíritu, contra la bondad del alma, contra la vida misma...

Yo quiero escribir sobre todas las paredes esta eterna acusación contra el cristianismo, allí donde haya paredes; yo poseo una escritura que hace ver aun a los ciegos... Yo llamo al cristianismo la única gran maldición, la única gran corrupción interior, el único gran instinto de venganza, para el cual ningún medio es bastante venenoso, oculto, subterráneo, pequeño; yo la llamo la única inmortal vergüenza de la humanidad.

¡Y se computa el tiempo partiendo del dies nefastus con que comenzó esta fatalidad, desde el primer día del cristianismo! ¿Y por qué no mejor desde su último día? ¿Desde hoy? ¡Transmutación de todos los valores!..."


Lo que bien podría completarse con esto otro (de la misma obra y del mismo autor):

"Guerra A Muerte Contra El Vicio: El Vicio Es El Cristianismo"

ARTÍCULO PRIMERO: Viciosa es toda especie de contranaturaleza. La especie más viciosa de hombre es el sacerdote: el enseña la contranaturaleza. Contra el sacerdote no se tienen razones se tiene presidio.

ARTÍCULO SEGUNDO: Toda participación en un servicio divino es un atentado contra la moralidad pública. Se será más duro contra los protestantes que contra los católicos, más duro contra los protestantes liberales que contra los protestantes ortodoxos. Lo que hay de criminal en el ser cristiano crece en la medida en que uno se aproxima a la ciencia. El criminal de los criminales es, por consiguiente, el filósofo.

ARTÍCULO TERCERO: El lugar maldito en que el cristianismo ha encovado sus huevos de basilisco será arrasado, y, como lugar infame de la tierra, constituirá el terror de toda la posteridad. En él se criarán serpientes venenosas.

ARTÍCULO CUARTO: La predicación de la castidad es una incitación pública a la contranaturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, toda impurificación de la misma con el concepto de “impuro” es el auténtico pecado contra el espíritu santo de la vida.

ARTÍCULO QUINTO: Comer en la misma mesa con un sacerdote le hace quedar a uno expulsado: con ello uno se excomulga así mismo de la sociedad honesta. El sacerdote es nuestro chandala, - se le proscribirá, se lo hará morir de hambre, se lo echará a toda especie de desierto.

ARTÍCULO SEXTO: A la historia “sagrada” se la llamará con el nombre que merece, historia maldita; las palabras “Dios”, “redentor”, “santo”, se las empleará como insultos como divisas para los criminales.

ARTÍCULO SÉPTIMO: El resto se sigue de aquí.
 

El Anticristo

Friedrich Nietzsche

Digamos que Lavey no es exactamente un innovador siquiera en "Las nueve declaraciones satánicas", cosa que no nos sorprende de nuestro músico de cabaret.

Nietzsche y el cristianismo

Pero sigamos con Nietzsche. Nietzsche es bastante más serio que Lavey, desde luego lo es desde un punto de vista intelectual. Hay que decir que más que un Nietzsche hay varios "Nietzsches": depende de la obra que tratemos, depende del tema que trate, depende del período de su vida que se trate...Con Nietzsche pasa un poco lo que sigue "Dime lo que necesitas, y yo te procuraré ina cita adecuada de Nietzsche" (Kurt Tucholsky).

El pobre Nietzsche ha sido -a mi parecer muy mal interpretado-, por no decir que se le han colgado más de un sanbenito -el antisemitismo, por ejemplo, Wagner sí lo era Nietzsche no-. Aunque una cosa sí es cierta: no le era simpático el cristianismo -ni el judaísmo, aunque sean cosas muy diferentes, de mejor manera, en principio miraba al budismo-.

Aquí lo he utilizado para mostrar que la "originalidad" de Lavey es más bien escasa -en conjunto sus escritos y hechos son, como dije en otro post, "teatro", lo suyo es "puro teatro"- incluso en sus declaraciones de principio "satánicas".

¡Ah! ¡desgraciado Satanás!...en origen simplemente un fiscal ¡y la fama que se ha llevado! Aunque eso va un poco unido al cargo, cosas del oficio.

No... si al final Nietzsche tendría su parte de razón respecto al cristianismo, sin ir más lejos lo que le ha hecho ésta religión a Satanás es una mala pasada -el pobre sólo caminaba por el mundo y le daba informes a Elohim, como dice el libro de Job-.

Por lo demás mucha luz... también ciega. Samael está en la penumbra, es un lugar como más tranquilo, digamos reposado.
 
Pero pondremos a un Nietzsche colorido, para que no se diga que todo es negro...


Jorge Romero Gil


Bibliografía

Lavey, Anton Szandor: La Biblia satánica, Editorial Martínez Roca, 2008.

Nietzsche, Friedich: El Anticristo, Edimat Libros, Madrid




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