La canalización es una de las supuestas manifestaciones de la mediumnidad. En puridad se trataría de una de las variantes de los fenómenos que afectarían a las personas que, teóricamente, dispondrían de la capacidad de médium.
Un médium sería una persona que tendría una sensibilidad especial que le permitiría entrar en contacto con otros hipotéticos planos dimensionales o espirituales. En ese sentido, sería un “vehículo” por el cual se podría comunicar con dichos planos y los hipotéticos entes que se encontrarían en ellos. La comunicación podría establecerse por voluntad del médium o del ente, en ambos casos el médium estaría en estado de trance, lo que cambiaría es la iniciativa de la comunicación.
Las canalizaciones
Las canalizaciones se producirían de forma no intencionada por la persona poseedora de la
mediumnidad sino por voluntad del ente contactante. De esa manera el ente iría al encuentro de un vehículo por medio del cual establecer una comunicación, en general, se supone, que para transmitir un mensaje.
De hecho, casi todo caso de canalización que se ha hecho público suele ir acompañado de un mensaje o una revelación; otra formula cercana –por no decir idéntica- a la canalización serían las prácticas de escritura automática y, en general, toda forma de hipotético contacto que implique médium como vehículo, estado de trance, y algún resultado más o menos inteligible y material de ese teórico contacto –escritura automática, pintura, un mensaje concreto, etc.-.
Aquí interesa observar algunos casos conocidos cuyas resultantes serían más que mensajes revelaciones si se ha de creer lo que dicen sus protagonistas. También hay que algunos de esos protagonistas han dado versiones distintas respecto al origen de esas revelaciones –tan diferentes como que según la versión esgrimida existiría o no canalización.
Helena Balvatsky y Kuthumi
Helena Petrovna Blavatsky es conocida por ser, sino la fundadora, como mínimo figura fundamental de la Teosofía, piezas clave de sus obras son “Isis desvelada” y “La Doctrina Secreta”; pues bien, la propia Madame Blavatsky atribuyó la creación de parte de esos textos a un supuesto contacto con un tal “Maestro Kuthumi”, cosa que se ha interpretado como una canalización por parte de un presunto ente espiritual.
La Teosofia tiene claroscuros, una importante parte del conjunto de la obra de Helena Blavtasky puede entenderse como un ejercicio de religiones comparadas, con resultados de notable alcance.
Sin embargo, cuestiones como el ejercicio de la mediumnidad –sea por la vía de la canalización o del espiritismo, cosa, esta última, muy popular en ciertos círculos a finales del siglo XIX- restan seriedad al trabajo de Blavatsky, aún más cuando parte de sus estudios los atribuye a algo exterior a ella y de difícil catalogación –y aún más difícil comprobación-.
De hecho, los problemas de credibilidad de Helena Blavatsky no vinieron ni por su labor en las religiones comparadas, ni por su contribución, a partir de ahí, al esoterismo moderno, sino por esas otras pretensiones o atribuciones “énticas”.
Si bien, Blavatsky, describía sus contactos no como un proceso de “mediumnidad pura” sino como “tulku”, según ella mediante ese método gúrus y mahatmas vivos que de forma astral le trasmitían lo que debía escribir.
Eso mismo ha facilitado alguna interpretación que identifica a “Kuthumi” con una figura que ejerció influencia en Blavatsky, no necesariamente por esa vía del “tulku” sino por sus encuentros personales, se trataría de Sardar Singh Thakur Sandhanwalia (1837-1887), figura importante tanto en el independentismo indio como en los movimientos de renovación de la religión sij. Según esa interpretación “Kuthumi” no sería sino una referencia alegórica a esa persona.
Aunque Madame Blavatsky no llegó a aclarar tal punto, solo dijo que “tulku” no implicaba contacto con “espíritus de los muertos”.
Aleister Crowley y Aiwass
El caso de canalización más conocido en el caso de Aleister Crowley es el que él mismo atribuyó a un ente llamado “Aiwass” que, según Crowley, contactó con él en su noche de bodas en el El Cairo, en 1904, para trasmitirle el contenido del “Liber Al Vel Legis” o “Libro de la Ley”, que expone las bases del concepto de “Thelema”; según Crowley –o Aiwass, según a quién se le desee dar crédito o mérito- y su famoso y fundamental principio “haz lo que quieras”.
El Aiwass de Crowley tiene un perfil egipcio –no en vano contacta en El Cairo-, mientras que el Kuthumi de Blavatsky lo tiene hindú, de hecho, el lenguaje empleado por Crowley en el “Libro de la Ley”, las alusiones al antiguo Egipto y sus divinidades son constantes, desde su mismo comienzo:
Un médium sería una persona que tendría una sensibilidad especial que le permitiría entrar en contacto con otros hipotéticos planos dimensionales o espirituales. En ese sentido, sería un “vehículo” por el cual se podría comunicar con dichos planos y los hipotéticos entes que se encontrarían en ellos. La comunicación podría establecerse por voluntad del médium o del ente, en ambos casos el médium estaría en estado de trance, lo que cambiaría es la iniciativa de la comunicación.
Las canalizaciones
Las canalizaciones se producirían de forma no intencionada por la persona poseedora de la
mediumnidad sino por voluntad del ente contactante. De esa manera el ente iría al encuentro de un vehículo por medio del cual establecer una comunicación, en general, se supone, que para transmitir un mensaje.
De hecho, casi todo caso de canalización que se ha hecho público suele ir acompañado de un mensaje o una revelación; otra formula cercana –por no decir idéntica- a la canalización serían las prácticas de escritura automática y, en general, toda forma de hipotético contacto que implique médium como vehículo, estado de trance, y algún resultado más o menos inteligible y material de ese teórico contacto –escritura automática, pintura, un mensaje concreto, etc.-.
Aquí interesa observar algunos casos conocidos cuyas resultantes serían más que mensajes revelaciones si se ha de creer lo que dicen sus protagonistas. También hay que algunos de esos protagonistas han dado versiones distintas respecto al origen de esas revelaciones –tan diferentes como que según la versión esgrimida existiría o no canalización.
Helena Balvatsky y Kuthumi
Helena Petrovna Blavatsky es conocida por ser, sino la fundadora, como mínimo figura fundamental de la Teosofía, piezas clave de sus obras son “Isis desvelada” y “La Doctrina Secreta”; pues bien, la propia Madame Blavatsky atribuyó la creación de parte de esos textos a un supuesto contacto con un tal “Maestro Kuthumi”, cosa que se ha interpretado como una canalización por parte de un presunto ente espiritual.
La Teosofia tiene claroscuros, una importante parte del conjunto de la obra de Helena Blavtasky puede entenderse como un ejercicio de religiones comparadas, con resultados de notable alcance.
Sin embargo, cuestiones como el ejercicio de la mediumnidad –sea por la vía de la canalización o del espiritismo, cosa, esta última, muy popular en ciertos círculos a finales del siglo XIX- restan seriedad al trabajo de Blavatsky, aún más cuando parte de sus estudios los atribuye a algo exterior a ella y de difícil catalogación –y aún más difícil comprobación-.
De hecho, los problemas de credibilidad de Helena Blavatsky no vinieron ni por su labor en las religiones comparadas, ni por su contribución, a partir de ahí, al esoterismo moderno, sino por esas otras pretensiones o atribuciones “énticas”.
Si bien, Blavatsky, describía sus contactos no como un proceso de “mediumnidad pura” sino como “tulku”, según ella mediante ese método gúrus y mahatmas vivos que de forma astral le trasmitían lo que debía escribir.
Eso mismo ha facilitado alguna interpretación que identifica a “Kuthumi” con una figura que ejerció influencia en Blavatsky, no necesariamente por esa vía del “tulku” sino por sus encuentros personales, se trataría de Sardar Singh Thakur Sandhanwalia (1837-1887), figura importante tanto en el independentismo indio como en los movimientos de renovación de la religión sij. Según esa interpretación “Kuthumi” no sería sino una referencia alegórica a esa persona.
Aunque Madame Blavatsky no llegó a aclarar tal punto, solo dijo que “tulku” no implicaba contacto con “espíritus de los muertos”.
Aleister Crowley y Aiwass
El caso de canalización más conocido en el caso de Aleister Crowley es el que él mismo atribuyó a un ente llamado “Aiwass” que, según Crowley, contactó con él en su noche de bodas en el El Cairo, en 1904, para trasmitirle el contenido del “Liber Al Vel Legis” o “Libro de la Ley”, que expone las bases del concepto de “Thelema”; según Crowley –o Aiwass, según a quién se le desee dar crédito o mérito- y su famoso y fundamental principio “haz lo que quieras”.
El Aiwass de Crowley tiene un perfil egipcio –no en vano contacta en El Cairo-, mientras que el Kuthumi de Blavatsky lo tiene hindú, de hecho, el lenguaje empleado por Crowley en el “Libro de la Ley”, las alusiones al antiguo Egipto y sus divinidades son constantes, desde su mismo comienzo:
1. ¡Had! La manifestación de Nuit.
2. La develación de la compañía del cielo.
3. Todo hombre y toda mujer es una estrella.
4. Todo número es infinito; no hay diferencia.
5. ¡Ayúdame, oh, guerrero señor de Tebas, en mi develación ante los Niños de los hombres!
No obstante, tenemos otra versión menos misteriosa y, digamos, más mundana del contenido de esa obra, es del propio Crowley, que se remite a Rabelais y a su utopía de la abadia de “Thélème” que aparece en su obra “Gargantúa”. Si bien Rabelais da un contenido de fondo bastante distinto a su “thélème”, en relación al sentido de “haz tu voluntad”, que al que muestra Crowley.
Otros casos de supuestas revelaciones
Existen otros casos que aducen la idea de canalización como forma de trasmisión de uno u otro contenido o revelación.
Uno muy conocido, y bastante más reciente que los expuestos anteriormente, seria el caso del llamado “Libro de Urantia”, teóricamente anónimo en relación al vehículo de la canalización e incluso en la supuesta autoría, dado que se atribuye a “diversos entes” que hacen el contacto y la teórica revelación.
Aunque se indica como recopiladores de su contenido a William Sadler y su familia entre 1923 y 1939, fue publicado por primera vez en 1955 en los Estados Unidos, y a su alrededor se ha creado una Fundación no exenta de polémica. Pero eso, como diría Kipling, es otra historia.
Jorge Romero Gil
Bibliografía
Blavatsky, Helena Petrovna, Isis desvelada
Blavatsky, Helena Petrovna, La Doctrina Secreta
Crowley, Aleister, El Libro de la Ley
Fundación Urantia, El Libro de Urantia
Rabelais, F., Gargantúa
Regardie, I., La Aurora Dorada. Un Compendio de las enseñanzas, ritos y ceremonias de la Orden de la Aurora Dorada. Revisada y aumentada. Editada en cuatro volumenes. Luis Carcamo Editor, Madrid.
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