No hace demasiado realicé una referencia sobre uno de esos libros de ficción cuya leyenda salta, en algunas mentes, a situarlo en la realidad, me refiero al Libro de Nod también conocido como la Biblia de los vampiros.
Pese a que se conoce sobradamente a sus autores, la contemporaneidad de estos, la fecha de redacción de la obra -1997- y el contexto en el cual se redactó –un juego de rol- hay quién pretende que se basa en la revelación de “secretos arcanos” y no en la imaginación de sus autores.
Fenómeno similar ocurre con el Necronomicon, libro jamás escrito y creado por la fantasía de un notable autor, H. P. Lovecraft, se sabe hasta los orígenes de la idea y del nombre de su supuesto primer autor, todo ello lo explicó Lovecraft, pues bien, se han llegado a escribir “necronomicones” diversos a partir de las pinceladas que dejó Lovecraft y añadiendo nuevas dosis de fantasía de los “recopiladores”.
Quienes postulan la existencia “real” del Necronomicon vienen a afirmar –sin ningún fundamento, pero con aplomo digno de envidia- que Lovecraft ocultó un saber arcano bajo una serie de novelas que, en el fondo, no eran ficción sino la forma de transmitir ese conocimiento.
El libro de Nod y el Necronomicon son dos ejemplos –en mi opinión fascinantes- de cómo se elabora un mito que, por lo demás, ignoramos si llegará a sumarse o no como arquetipo al inconsciente colectivo.
El Evangelio de los Vampiros
Al hilo de lo anterior quisiera tratar de otra obra que circula y va adquiriendo cierta notoriedad. En este caso se ampara, además, en un cierto anonimato por lo que hace a su autoría, no obstante, hay más que suficientes indicadores de la modernidad de la misma. Me refiero al llamado Evangelio de los Vampiros, que viene a complementarse con el Libro de Nod y cuyo estilo denota una imitación expresa de textos bíblicos… de traducción moderna –o relativamente moderna-.
La primera parte del “estudio introductorio” de El Evangelio de los Vampiros
No obstante, es ya desde su pretendido “estudio introductorio” donde puede observarse la condición de obra de ficción del Evangelio de los vampiros, echemos un vistazo a los “datos concretos” que allí se ofrecen junto a una cronología.
Esa cronología comienza como sigue:
“–7000 a.C. Dissaor escribe ‘El Evangelio de los Vampiros’.
–3000a.C. Naqada II, rey de Egipto, manda copiar ‘El Evangelio de los Vampiros’, bajo el título de ‘El crepúsculo y la oscuridad’.
–1270 a.C. Ramsés II obsequia al rey hitita Khattushili una copia de ‘El crepúsculo y la oscuridad’ al firmar con él un tratado de paz.
–334 a.C. Alejandro el Grande se lleva de Persia ‘El crepúsculo y la oscuridad’, que es traducido al griego y mantenido en secreto. Sería destruido en el incendio de la Biblioteca de Alejandría.”
Bien, evitaremos los personajes de ficción como “Dissaor” y nos centraremos en ciertos pretendidos datos, el primero es la referencia a “Naqada II”, veamos, no hay ningún faraón llamado “Naqada II”, lo que sí hay es un período del predinástico egipcio –anterior, por tanto, a la monarquía de la doble corona- conocido como “Naqada II” o “Nagada II”, también se le llama “Gerzeense” o “Gerzense”, define a ese período un tipo de cerámica específica, ciertos signos precursores de los jeroglíficos y... poco más. Cronológicamente se sitúa del 3500 al 3200 aEC.
Ni existió ningún faraón llamado “Naqada II” ni tan siquiera, en el período “Naqada II”, hay nada que se asemeje a un “corpus” escrito, mucho menos una obra entera, aún menos algo parecido al “Evangelio de los vampiros”
La alusión a Ramsés II, nuestro bromista autor del “estudio introductorio” modifica lo que es un conocido tratado de no agresión –el primero de su estilo registrado por la Historia- entre las potencias egipcia e hitita, firmado tras el empate técnico que significó el resultado de la batalla de Qadesh –detalladamente narrada por los egipcios- y le añade su obra vampírica.
Ramsés II no envió al rey hitita Khattushili una copia de ningún “El crepúsculo y la oscuridad”, el tratado se selló de otra manera: con un intercambio de princesas reales. Por lo demás el tratado no es de 1270 aEC sino de 1285 aEC, y la princesa hitita que se envió a Ramsés fue enviada en 1256 aEC.
En cuanto al 334 aEC –por fin se acierta en una fecha- lo que sucede ese año es que se inicia la guerra entre Alejandro Magno y Dario III Codomano, digamos que difícilmente podía obtener nada el monarca macedonio en esa fecha de un enemigo al cual no había derrotado. La conquista del Imperio Persa no se produce hasta el 331-330 aEC. Desde luego, no existe el menor rastro en ninguna fuente de nuestro texto vampírico.
La segunda parte del “estudio introductorio” de El Evangelio de los Vampiros
Pero la inventiva de nuestros amigos continúa:
“–1054 d.C. Miguel Cerulario, enviado romano, posee una copia del libro, ya bajo el título ‘De profundis clamavi ad té’; en el mismo año, los legados del Papa dirigidos por Humberto de Moyenmoutier, cardenal de Silva Cándida, depositan en el altar de Santa Sofía de Constantinopla una bula de excomunión en su contra.
–1312. Los Templarios dan al libro su verdadero título: ‘El Evangelio de los Vampiros’. Al ser disuelta la orden por Clemente V, los Templarios son torturados y quemados vivos, sin revelar el paradero de este libro y del ‘Speculum aeternum’, el más importante libro de la oscuridad.
–1601. La cronología del Evangelio y el Speculum se unen: en la Nueva España, el Tribunal del Santo Oficio confisca ambos libros de la biblioteca del ocultista Fernando de Vilanova, quien es enviado a la hoguera.”
Bueno, Miguel Cerulario puede ser calificado de “romano” dado que era súbdito del emperador de Constantinopla, sucede que el cargo de Cerulario era eclesial, en concreto el de Patriarca Ecuménico de Constantinopla. Y en 1054 EC lo que se produce es el cisma del “filioque”, ligera disputa entre el Patriarca de Constantinopla y el Pontífice Romano no por nada vampírico sino por un tema “pneúmatico” –sobre la procedencia del “Pneuma”, más conocido por “Espíritu Santo”-, todo gira alrededor de si el Espíritu procede solo del Padre o “del Padre y del Hijo”, Cerulario se ceñía a lo primero –que era lo ortodoxo- y rechazaba lo segundo –que era lo innovador. Y, sí, se producen excomuniones… mutuas: los legados pontificios excomulgan a Cerulario y Cerulario excomulga a estos, pero… por el “filioque” no por ningún vampiro, aquí un fragmento del documento de excomunión decretado por Miguel Cerulario contra De Silva y sus colegas de delegación:
“El demonio pérfido e impío, no ha tenido bastante con los males que ha procurado. Por eso, con innumerables fraudes ha engañado al género humano antes de la venida del Señor y también después, continúa enredando a aquellos que le creen... Así pues, en estos días, unos hombres impíos y execrables, hombres venidos de las tinieblas, han llegado a esta ciudad conservada por Dios, desde la cual, como de un manantial, brotan las fuentes de la ortodoxia. Estos hombres, como el rayo, como un vendaval, como granizo han querido pervertir la recta razón con la confusión de los dogmas.
Nos han herido a nosotros, los ortodoxos, acusándonos entre otras cosas de que no nos afeitamos la barba como ellos, que no nos separamos de los presbíteros casados, antes bien recibimos la comunión con ellos. Además nos acusan porque no adulteramos, como ellos, el sacrosanto símbolo [de la fe] y no decimos, como ellos, que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo... De hecho, [ellos] afirman que el Espíritu procede no del Padre solamente, sino también del Hijo [Filioque] sin haber podido sin embargo recabar esta voz de los evangelistas, o derivar este dogma blasfemo de algún sínodo ecuménico...”
Eso es el principio del documento de excomunión emitido por Miguel Cerulario y confirmado, en julio de 1054, por un sínodo y por el propio emperador de Constantinopla, los excomulgados son los enviados papales Humberto de Silva Candida, Federico de Lorena y Pedro de Amalfi, y significó el comienzo de un cisma entre la Iglesia griega y romana que aún perdura, como se puede observar… una discusión bizantina, no una vampírica.
En cuanto a los Templarios… nchssst, aquí nuestro imaginativo autor del guión patina un poco en las fechas, el proceso al Temple comienza el 13 de octubre de 1307 EC, lo orquesta el rey de Francia Felipe el Hermoso, sus motivos eran bien sencillos: saldar sus deudas por la vía de eliminar a sus acreedores.
Dificilmente en fecha tan tardía como el año de 1312 el Temple –disuelto- podía dar título a nada. Por lo demás en las actas del proceso llevado por los juristas del rey de Francia –en colaboración con los dominicos- hay alusión a múltiples extravagancias –muchas de ellas groseras calumnias- pero… nada relacionado con el vampirismo –justo eso no se les ocurrió a los propagandistas del monarca francés-
El dato de 1601 ya remite a la ficción directa no hay ninguna referencia en parte alguna a un ocultista de comienzos del siglo XVII llamado Fernando de Vilanova, ni en el virreinato de Nueva España –esencialmente el actual México- ni en ninguna parte. Desde este punto el “estudio introductorio” se desarrolla ya, puramente, como… el guión o estructura de ambientación de un juego de rol –por ejemplo-. En los 242 años que funcionó la Inquisición o el Santo Oficio en el virreinato se calculan 51 penas de muerte (ver estudio de Luis González Obregón La Inquisición y la Independencia en el Siglo XVII) ningún proceso a ningún Fernando de Vilanova, cero referencias a algo llamado Speculum aeternum o El Evangelio de los Vampiros.
La tercera parte del “estudio introductorio” de El Evangelio de los Vampiros
El resto del “estudio” y la “cronología” previa al texto de El Evangelio de los Vampiros en sí es la que sigue:
“–1967. Excavaciones ‘piratas’ en las ruinas de Tchatal Hüyük, en Turquía, encuentran unas tablillas de barro que, en escritura cuneiforme, contienen ‘El Apocalipsis de los Vampiros’, que forma parte del Evangelio, con una antigüedad de siete mil años a.C.
–1981. ‘El Apocalipsis de los Vampiros’ es adquirido por Yamil AI–Salam, quien lo pierde en una apuesta.
–1996. Dissaor decide difundir El Evangelio de Los Vampiros a los seres oscuros”
Bien, como se ha indicado esto ya es puramente ficción en su totalidad, ya no se juega aquí con personajes, instituciones o fechas significativas de ningún tipo.
Si acaso el único exceptis excipiendis a señalar es Çatal Hüyük, verdadero yacimiento arqueológico de extraordinaria importancia que nos habla del último paleolítico y los albores del neolítico, desde luego no existe ni en el yacimiento ni en el período del mismo –aproximadamente entre el 6600 y el 5600 aEC- rastro alguno de escritura, ni cuneiforme ni de ningún tipo, la escritura cuneiforme no aparece hasta… Por lo demás las excavaciones de Çatal Hüyük se clausuran en 1965 y no se reemprenden hasta 1993. ¡Ah! la escritura cuneiforme más antigua conocida está escrita en sumerio y data del IV milenio aEC, digamos que es unos cuantos miles de años posterior a Çatal Hüyuk.
Se ha dicho que no quedaban ya fechas significativas en nuestra “cronología”, históricamente hablando es cierto, pero desde nuestra particular exploración sobre el imaginario mundo de los vampiros y el fascinante mundo de la creación de mitos y leyendas sí queda una, la final, el año 1996 ¿Por qué? Bueno, pues porqué en 1997 nace el juego de rol "world of Darkness", y con él el Libro de Nod, obra de Sam Chupp y David D. Gragert , en la que también intervino Andrew Greenberg .
Jorge Romero Gil
Bibliografía
Asimov, Isaac.: Constantinopla, Alianza Editorial, Madrid, 1982
Biblia de Jerusalén, edición de 1976
Cruz, M., El Evangelio de los Vampiros (recopilación completa)
Chupp, S. y Gragert, D., D.: El libro de Nod, Ediciones La Factoría de Ideas.
González Obregón, L., La Inquisición y la Independencia en el Siglo XVII
Graves, R., y Patai, R., Los mitos hebreos, Editorial Losada, Buenos Aires, 1969
Georg Maier, Franz.: Bizancio, Editorial Siglo XXI, Madrid, 1984
Gibbon, Edward.: Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano, Ediciones El Aleph, 2000
Kramer, S.N., La Historia empieza en Sumer, Editorial Orbis
Kramer, S. N.; Wolkstein, D., Innana: Reina del Cielo y la Tierra, 1983
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Soberanes Fernández, J.L., La Inquisición en México durante el siglo XVI, Universidad Nacional Autónoma de México
Vasiliev, Alexander A.: Historia del Imperio bizantino, Editorial Iberia, Barcelona
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